Las funciones del arte están construidas sobre apreciaciones que históricamente las artes han tenido como formas de expresión, representación y comunicación de valores y visiones de la especie humana (Abad, 2009, p.17). En ese sentido Bourdieu (2003, 52) citado por Korstange (2008) se refiere a que, fotografiar, mantener la práctica, los hábitos y la costumbre de cuidarlas paraque permanezcan en el tiempo contribuye a “la comunicación con los demás y a “la expresión de sentimientos.”
Para Abad (2009, p.17) las artes se han transformado en el tiempo para redefinir sus vínculos con las organizaciones sociales. En la misma dirección Bourdieu (2003, 57) está convencido de que la fotografía refuerza la cohesión grupal reformulando un sentimiento de unidad cuya expresión más común son aquellas imágenes tomadas en el seno de un grupo familiar o las vacaciones.
La posición del grupo y la actitud para con este, condiciona la posibilidad y la manera de llevar a cabo esta práctica social característica del mundo moderno. La fotografía. Bourdieu presupone que la fiesta tiene la función de unificar al grupo y no dividirlo y en este contexto las vacaciones como formas rituales no son otra cosa que un re-acomodamiento de los lazos cotidianos (Korstange 2008, p.180).
Seguidamente Abad (2009) señala que las ‘artes’ además sostienen de manera abierta el debate de su relación con la realidad y reelaborando sus propios códigos de representación a través de símbolos e instrumentos culturales. Partiendo de esta base, la fotografía es una forma de solemnizar el momento (sagrado.),(Korstange 2008), haciendo referencia a los acontecimientos de la ‘fiesta’ y las ‘vacaciones’.
Según Abad (2009) las mencionadas funciones han discurrido de forma paralela a la propia historia del pensamiento y del desarrollo humano decidiéndose en cada época las estrategias con las que representa la experiencia artística. Podemos así reconocer en este proceso funciones productivas, expresivas, perceptivas, representativas, comunicativas, cognitivas e incluso trascendentales, etc. Todas ellas han convivido para sustentar actualmente una función cuya propuesta es inminentemente cultural y social, basada en sistemas simbólicos de relaciones que interfieren tanto en la experiencia individual como en lo que afecta al imaginario de una comunidad, y que alcanza su plenitud a través de la expresión estética.
El autor citando a Aguirre (2000) hace referencia, las funciones culturales, sociales y simbólicas, que en el pasado servían como vía de transmisión de imaginarios y de concreción de la experiencia humana se desplazan actualmente desde los territorios de las
“artes cultas” a los de las “culturas de masas” o “culturas populares”, para proponer e imponer una revisión urgente de nuestros presupuestos estéticos y educativos (p.17).
En este diálogo teórico Bourdieu (2003) sostiene
“la aspiración orientada hacia fines estéticos no es sistemático o exclusivamente propia de los individuos más cultos, es decir más aptos para aplicar a una actividad específica, una disposición general adquirida por medio de la educación, más bien aparece en individuos que tienen en común una menor integración a la sociedad, ya sea por su edad, su situación personal o profesional.”
Cuando un obrero dice “No es para nosotros”, lo que está diciendo es que ese objeto sólo sería para nosotros si fuésemos otros, existe un juego de seducción y rechazo en las objetivaciones materiales como formas específicas de integración y disgregación (Korstange, 2008, p.180).
En esta postura de Bourdieu Korstange (2008) identifica la influencia del pensamiento de Durkheim sobre el sociólogo francés y con la cual el autor entra en debate y sugiere “La hostilidad del medio no garantiza el apego a la norma o a las instituciones sociales, sino por el contrario, en muchos casos la hostilidad ambiental es la causa de la propia desintegración.” (p.187).
Por otro lado, Torres, CA (s.f) en carta a Moacir Gadotti, identifica a partir del interés de Paulo Freire por el tango, su componente ‘político’. ‘La crítica social’.
que se establece especialmente en un tango como ‘Cambalache’ donde Discépolo desarrolla toda una filosofía política o en los versos de la ‘Cumparcita’ cantados por Julio Sossa o en el lamento melancólico del bandoneón del gran Pichucho al tocar ‘el bullin de la calle Ayacucho’. El tango repulsa desde una perspectiva anarquista, a la autoridad, a la decadencia de una civilización o una sociedad controlada por una oligarquía conservadora (p.12).
Torres, CA. (s.f) ‘el tango’ manifiesta la capacidad de movilización y resistencia de los sectores populares de conciencia ingenua, de los hijos de los desplazados buscando tener acceso a los ‘bienes sociales’ a la justicia, la coherencia y a las interpretaciones en la conversación y el diálogo con Otros “en un nuevo espacio social”. Las opiniones críticas del tango engloban su dimensión problematizadora.
Desde las zonas marginadas de las metrópolis o ‘desde abajo’ el tango deja sentir su deseo de manifestar “un capital cultural diferente” de los migrantes, de los que llegan de otras ciudades, que no corresponde a los modelos culturales “de los más cultos” creados “en la colonia”. En el tango se introducen los sonidos de las narrativas del día a día de los desiguales, de igual manera se ‘comprenden’ los modos de actuar, de pensar, los lenguajes y sentimientos del sentido común de los sectores populares con los cuales expresan su ‘sentido de la existencia.
‘El tango’ como composición poética muestra la magnitud de lo humano en las personas y el impulso de mostrar la ‘dignidad’ de quienes sufren las desigualdades. El tango como postura crítica denuncia la crisis de unas sociedades dominantes separadas de su rumbo que suponen estar “avanzadas”. “Es este lenguaje marginal mezclado con una celebración de lo cotidiano” (pp.12-13).
Confirma Abad (2009) Identificamos de esta manera una función contemporánea de las artes básicamente integradora y relacional, que pretende conectar con todos los sustratos de la realidad que compartimos, y no solo con una manifestación superior del espíritu humano. En definitiva una función sustentada desde las condiciones necesarias para entender que las producciones culturales no son privilegio de tan solo unos poco que producen y reparten cultura, sino un derecho de todos y cada uno de los existentes.
Las propuestas de incluir el arte en red o el trabajo colaborativo en el contexto de las relaciones cotidianas, pretenden suscitar el debate respecto al futuro de las ciudades catalizadoras de vida, participación y compromiso comunitario y consecuentemente para decidir el lugar que los ciudadanos deben o quieren ocupar en ella. Para el desarrollo de esta función social de las artes como generadoras de cambio, son favorecedoras de las dinámicas de integración social, cultural, mediante propuestas relacionadas con el fomento de las actitudes para la solidaridad y la convivencia creativa que promuevan una conciencia crítica frente a los mecanismos de exclusión social y convertirse a la larga, en un proceso consiente de crecimiento individual y colectivo.
Efland (2004, p.229) citado por Abad (2009) sostiene
“La función de las artes a través de la historia cultural humana ha sido y continúa siendo una tarea de ‘construcción de realidad’. Las diferentes artes construyen representaciones del mundo [……] que pueden inspirar los seres humanos para comprender mejor el presente y crear alternativas de futuro.
Las construcciones sociales que encontramos en las artes contienen representaciones a la comprensión del paisaje social, cultural en el que habita cada individuo (pp.18-19).
Abad (2009) desde el punto de vista de los saberes y conocimientos construidos en las experiencias de las personas en las sociedades contemporáneas los usos de las artes, no pueden ser globales, se crean en las vivencias y en las ideas personales y grupales en correspondencia con las características de los entornos sociales, ambientales y las necesidades propias de construir sus realidades. Los usos de las artes acontecen en los sentidos y las representaciones mentales que se producen en la relación con los contextos y como representaciones colectivas se configuran en las necesidades de las organizaciones sociales de ‘interpretar la realidad’ de sus entornos vitales y sociales.
Concluye Abad (2009) la función transformadora de las artes se desempeña contextualizada en cada situación de la realidad otorgándole a lo individual una forma pública en la cual pueden participar Otros como manifestación e invitación a una construcción colectiva de significados. Afirma Eliot Eisner (1994) citado por el autor (2009) en la especie humana las artes tienen como función recordarnos que la apertura individual a una conciencia común produce una recompensa cualitativa de humanidad, es decir las funciones de las artes en cada contexto será la “apropiación” de los hábitos de percepción y de comportamiento para transformarlos (p.20).